Mensaje de VGM submarinistas del ARA San Luis ’82 a los estudiantes de la UM

2 mayo, 2022
Mensaje de VGM submarinistas del ARA San Luis ’82 a los estudiantes de la UM

Bautismo de fuego, primer lanzamiento de torpedo de combate argentino.

PRIMER TESTIMONIO

«Prepárense para la paz, nunca para la guerra»

Luis Barnabo, VGM submarinista ARA San Luis ’82

Mensaje a los estudiantes UM (gentileza Luis Barnabo)



SEGUNDO TESTIMONIO

A LOS HÉROES ROSARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO

Coronel, Veterano de Guerra de Malvinas, Héctor Gustavo Pugliese.

«En este articulo sobre la “GESTA DE MALVINAS” deseo hacer un profundo homenaje a nuestros 323 Héroes Soldados que cumplieron con su juramento de fidelidad a la Bandera y dieron lo más maravilloso que se puede entregar a la Patria, la vida misma. También halagar a los 770 tripulantes que regresaron con modestia y honor, que pese a la desmalvinización, volvieron con la frente alta y permanecen como testigos permanentes de lo ocurrido. Veteranos que se disgustan cuando los llaman “chicos de la guerra” por ser hombres bien machos por su valor y desempeño en el fragor del combate.
Es por ello que debemos tener un razonado y emocionado respeto a nuestros “Héroes de Malvinas”, que con insuficientes medios y en permanentemente inferioridad, ante un poder militar, terrestre, naval y aéreo superior, combatieron valientemente y con honor, siendo vivos paradigmas para las generaciones presentes y futuras. Y por ello recordar con distinción a los Rosarinos presentes en ese combate trágico y hundimiento de nuestro querido crucero: ALVAREZ OSCAR MANUEL, CICOTTI JORGE ENRIQUE, ESTUREL DANIEL OSVALDO, GREGORI JUAN LUIS, LOBO ROBERTO SEGUNDO, MARAGLIANO SAVERIO JOSE, y al papá de una amiga Suboficial 2do (PM) RICARDO TORREZ quienes murieron por la Patria en cumplimiento del deber y viven en el recuerdo del Pueblo de la Nación Argentina.
Hundan al Belgrano es una pagina trascendente, elemental y de necesario conocimiento, de la GESTA DE MALVINAS. Además el hundimiento del buque de nuestra Armada, Crucero A.R.A.
General Belgrano, es un episodio controversial, patético, conmovedor y el más dramático de la guerra.
Debido al impacto de los torpedos, posterior incendio, naufragio o congelamiento en el mar, de la tripulación de 1093 hombres, mueren o desaparecen 323.
El Crucero era un barco antiguo, del año 1939, construido en astilleros de los EE UU, como crucero liviano de la clase Brooklyn, bautizado Phoenix, veterano de Pearl Harbor, Batan, Corregidor y buque insignia del General MacArthur en las batallas del Pacifico de la 2da guerra Mundial. La República lo compro en el año 1951, durante la presidencia del General Perón, fue actualizado y modernizado en sus sistemas y en el año 1956 rebautizado con el nombre de General Belgrano.
La nave desplazaba 13.500 Tm y tenia más de 180 m de largo, armado con artillería de tubo, superior a la de los buques de la flota británica, hubiera sido una base de fuego excepcional en Puerto Argentino. Sus cañones de 6 y 5 pulgadas con 23 km de alcance habrían impedido el permanente y desmoralizante fuego naval enemigo. Aunque en el mar no hubiera sido significativo en el combate naval contra la moderna flota inglesa.
En el año 1982 era comandado por el Capitan de Navio Héctor Bonzo y formaba parte del Grupo de Tareas 79.3, junto a los destructores, también antiguos, armados con misiles Exocet, ARA Piedrabuena y ARA Bouchard y el buque tanque de YPF Puerto Rosales.
La misión del grupo 79.3 de nuestra Armada era en términos generales, según el capitulo XVIII de la Historia Marítima Argentina, penetrar en la zona de exclusión, determinada por Gran Bretaña, a partir del lro de mayo a las 22.00 hs a efectos de materializar una amenaza y comprobar medios de reacción, permaneciendo el mínimo tiempo necesario en el área y adoptando las medidas antisubmarinas posibles. Ejercería, entonces, fuera de la zona de exclusión, vigilancia sobre los accesos al Teatro de Operaciones desde el sur y a la vez actuaría como disuasión para el Marco Regional, Chile.
El comandante enemigo, Almirante Woodward, dice en el capitulo 8, «Las campanas del infierno», de su libro, «Los Cien Días», que estaba preocupado, por no saber la ubicación del portaaviones Argentino ARA 25 de Mayo, pese a que lo buscaban los submarinos nucleares Spartan y Superb y también intranquilo, por la ubicación a 200 millas al sur de su posición del grupo del Belgrano, contactado por el otro sumergible atómico, el Conqueror, el viernes 30 de abril.
A las 16.00 h del lro de mayo el comandante de la flota, Contralmirante Allara decide atacar a la flota enemiga que se encontraba aferrada hostigando a Puerto Argentino, pero al no haber viento en el área del portaaviones Argentino, sus cazas A-4Q, no podían despegar. A las 23.50 hs el enemigo se retira a una zona de reunión en alta mar, a las 00.50 del 2 de mayo, el grupo del 25 de Mayo, tomo contacto con aviones británicos de reconocimiento. Ante ambas situaciones, a las 01.20 hs el alto mando ordena a la flota replegarse a aguas poco profundas para evitar los peligrosos submarinos enemigos. El Belgrano, a las 05.10 hs, sin entrar a la zona de guerra regresa al continente con rumbo oeste sudoeste. Las reglas de empeñamiento impuestas por el enemigo decían que solo se combatiría en la Zona de Exclusión de 1 un00 millas alrededor de Malvinas por ellos determinada. Pero por razones que no se conocen se cambian las reglas de juego y por el secreto de 90 años decretado luego por el gobierno británico tampoco ahora es posible saberlo. Aprecio que cuando algo se guarda tan secreto es por que no son claras las causas de los hechos. Y aunque en las conflagraciones lo primero que se pierde es la verdad, lo mismo se condena la perfidia, el deshonor, la falta de ética y el no cumplimiento de las leyes de la guerra.
Dice el Comodoro Moro, «se creía que los británicos no quebrantarían las reglas del juego, ni que renegarían de las virtudes de la caballerosidad y el fair play que supuestamente son atributos axiomáticos de una sociedad anglosajona de antigua y noble estirpe. Ello era correcto, al menos hasta el 2 de mayo al mediodía».
El Almirante Woodward le ordena al submarino hundir al crucero, pero como los sumergibles nucleares por rara situación dependían de Londres, (Northwood), a las 04.45 hs, solicita autorización para cambiar las reglas y atacar fuera del área de exclusión. A las 13.30 el Capitán Christopher Wreford – Brown del Conqueror recibe la orden de Londres de atacar. Decisión tomada por el gabinete de guerra presidido por la primer ministro Margaret Thatcher ( Secreto a voces). El Capitán del sumergible duda y se hace repetir la orden, lo que ocurre a las 14.30 hs. El Capitán Wreford – Brown a las 15.30 hs aprecia estar bastante cerca (3.000 m) e inicia la maniobra de aproximación final para lanzar los torpedos. La nave nuclear llevaba dos tipos de torpedos, los viejos Mark 8 de la segunda guerra mundial, con bastante precisión, confiabilidad y suficiente carga explosiva para penetrar el crucero, pero sin guiado y los filo guiados Tigerfish de mayor alcance pero menos confiables. Decide emplear los Mark 8 y desde 1.380 m, a las 15.57 hs dispara sus tres torpedos.
El venerable Crucero continua navegando hacia el continente, sin detectar la presencia del cazador, y en la posición 55 grados 24´ S, 61 grados 32´W, recibe el primer impacto a babor en la popa, siete segundos después el segundo a babor en la proa. Queda sin propulsión ni energía eléctrica y con el timón trabado. Las explosiones producen incendio en las maquinas, graves daños y una rápida inundación que culmina con la perdida de la proa y el posterior hundimiento a las 17.05: «Un buen día. Al fin en contacto con el enemigo», escribió el capitán Christopher Wreford-Brown en su libro de bitácora de navegación o «log», como se lo conoce internacionalmente en el código marítimo, cuando vio a distancia de tiro la figura del «Belgrano» en su radar, en las aguas del Atlántico Sur, el 2 de mayo de 1982.
Lo habían divisado después de 11 horas de buscarlo porque lo consideraban una seria amenaza para la fuerza de tareas británica. El gobierno británico decidió cambiar las reglas de empeñamiento (rules of engagement) para permitir al comandante Wreford-Brown disparar sobre el crucero fuera de la zona de exclusión. Los trágicos instantes finales están escritos en tensas frases cortas.
18.51: Fijar velocidad 11 nudos. En espera tubos 1, 2, 6. Abrir cabezas 1, 2, 6.
18.53: Colocación final.
18.54: Mirar alrededor. Nada más a la vista. Belgrano no sabe de mi presencia. En vez de esperar hasta que el target sea G13, cuando el ángulo de giro del disparo sea 0 yo voy a disparar.
18.56: y 3 cuartos. Chequear posición de fuego. FUEGO. Orden de disparar 6,1,2
18.57: Cerrar cabezas de 6, 1 y 2. Se escucharon tres explosiones.
El comandante acababa de disparar tres viejos torpedos Mark 8, y dos se incrustaron en el «Belgrano». «Una bola naranja de fuego se ve en el centro del objetivo, en la misma línea del segundo mástil, después que la primera explosión se escuchó», describió.
El Capitán Bonzo ante la critica y confusa situación, mando abandonar el buque y la tripulación ordenadamente y en poco tiempo ejecuto la decisión, abordando los botes inflables.
El Capitán de Navío Héctor E. Bonzo, a las16.45 hs abandona la nave. Woodward dice «Amontonados en los botes salvavidas, casi novecientos hombres de la tripulación, algunos de los cuales no sobrevivirían a aquella helada noche, cantaron el Himno Nacional, mientras el barco se hundía. Siempre me sorprenden las emociones que las Malvinas pueden producir en el pecho de un Argentino».
El hundimiento del honorable Belgrano, aumento y amplió el conflicto y concluyó con las tratativas de paz iniciadas por el Presidente del Perú Belaunde Terry.
El secreto autoimpuesto por los británicos no nos permitirán conocer las verdaderas causas del hundimiento, pero todo parece presumir que se ejecutó para evitar un acuerdo y así continuar con las operaciones militares.
Después de la victoria Margaret Thatcher es reelecta, el partido conservador se mantiene en el poder y la «Royal Navy» evita la disminución de sus fuerzas (antes del conflicto estaban vendidos a la India y Nueva Zelanda los dos portaaviones británicos). Las encuestas electorales en el mes de marzo daban ganadores a los laboristas.
Los 323 héroes sepultados en el helado mar austral, esperan la respuesta. La perfidia estuvo presente. La verdad ausente.»

TERCER TESTIMONIO

«Qué hermoso es el mar. Es el lugar donde más me identifico»

Oscar Flores, VGM submarinista ARA Piedrabuena ’82